miércoles, 9 de febrero de 2011

EL PENSAMIENTO DE CRITIAS Y SU ÉPOCA.

Por Claudio Camacho

1. La influencia del iluminismo en Critias

Ciertas acciones del ser humano en un determinado periodo definen la época en que se dan y la consagran dentro de la historia política, social y cultural universal. Entre los siglos VIII y VI a. C., la mayoría de las ideas políticas y sociales de los griegos era producto de sus enraizadas costumbres aristocráticas y oligárquicas. El pensamiento religioso y filosófico era de corte naturalista, y sus doctrinas ubicaban al ser humano dentro de un mundo regido por la naturaleza.[1] Dentro de esta corriente filosófica el estudio del hombre, su cultura y creación eran ocasionales.[2] Sin embargo, ocurrieron grandes cambios dentro de estas estructuras de pensamiento. El contacto profundo de los jonios con otros pueblos de la zona los llevó a conocer otras culturas, costumbres, religiones e ideas que, con el paso del tiempo, repercutirían en la mentalidad griega suscitando la reflexión y la crítica.[3] Esta observación comparada les permitió ampliar su visión acerca del mundo conocido. Filósofos como Jenófanes, Heráclito y la escuela pitagórica, por ejemplo, cimentaron la estructura del nuevo pensamiento gracias a esos contactos. El ser humano adquirió una atención mayor que su entorno natural; así, éste dejó de ser un accidente de la naturaleza y se convirtió en un objeto de indagación como artífice de su sociedad y de su entorno.[4]
Ya en el siglo V, pensadores itinerantes difundieron y propagaron por toda Grecia sus ideas acerca del hombre. Así, las nuevas teorías, basadas en el uso de la razón, propiciaron un progreso notable de las teorías sociales y de la civilización griega.[5]
Atenas fue uno de los centros de desarrollo intelectual donde aquellos maestros encontraron condiciones propicias para desarrollar sus ideas. Los testimonios muestran que en el siglo V se verificaron en Atenas esos elementos trascendentales dentro del pensamiento de la cultura griega junto con los grandes cambios sociales y políticos.[6] El dominio ateniense y su economía, basada en el comercio, facilitó un contacto más estrecho de sus ciudadanos con otros pueblos. La instauración de un gobierno democrático facilitó la apertura hacia corrientes renovadoras del pensamiento que influían en toda Grecia. Se difundieron nuevas ideas que contrastaron con el pensamiento predominante aristocrático, basado en la existencia de dos distintas naturalezas de individuos (los nobles y los demás), y que, a su vez, fortalecieron las nuevas estructuras sociales y políticas.
Frente a la antigua ideología oligárquica surgió el pensamiento subjetivo y relativo, que nada daba por cierto en absoluto. Lo individual, liberado de sus condiciones mítico-religiosas, creció junto con lo colectivo. Así, estos intelectuales o teóricos políticos dieron un paso hacia el humanismo al analizar los problemas fundamentales de la sociedad y proponer soluciones a los problemas relativos al hombre:[7] su pensamiento, naturaleza, desarrollo y religión, entre otros.[8] Asimismo influyeron en todos los ámbitos intelectuales de Atenas: política, literatura, filosofía, etc. El hombre, entonces, se convirtió en el centro de sus intereses educativos y especulativos. Los pensadores, pese a que abordaban los temas indicados, seguían diferentes orientaciones.
Grandes pensadores y filósofos, beneficiados por el pensamiento jónico,[9] como Anaxágoras, Protágoras, Gorgias, Demócrito, Antifonte y Sócrates, por nombrar algunos, desarrollaron sus propias teorías acerca de los problemas antes mencionados. Ellos, como individuos pensantes y con actitud crítica, pusieron en tela de juicio antiguos paradigmas como la religión, las leyes, la naturaleza, el estado.[10] Los temas debatidos en aquella época se centraban, como se ha mencionado, principalmente en la naturaleza del hombre.
Estas contribuciones fueron fuente importante de inspiración para otros pensadores del siglo V. Uno de éstos fue Critias, quien disertó sobre el ser humano y sus problemas en la segunda mitad de ese siglo, en medio del ambiente bélico entre las diversas ciudades-estado, entre la turbulencia política interna causada por las disputas entre las principales facciones -aristócratas y oligarcas- por el control de Atenas. En su obra se puede notar la influencia de filósofos como Jenófanes y, en general, de la filosofía jónica en lo que respecta a las teorías humanas, así como la de filósofos y sofistas de la época.
  
2. Critias aristócrata
Como en la mayoría de los escritores de la época, en la obra de Critias el ser humano y sus problemáticas ocupan uno de los lugares principales. Empero, la obra de nuestro personaje también es el reflejo de su apegó a la ideología aristocrática-oligárquica de sus antecesores. Esto, en gran medida, se debe a que nuestro personaje perteneció, como hemos visto anteriormente, a una de las más prominentes familias de Atenas. Así, desde pequeño su educación se basó en los valores de la clase otrora dominante. Esto, a la postre, influyó en su pensamiento y condicionó su visión acerca de los problemas comunes de la época.
Partiendo de ese punto, sus ideas y conceptos parecen ser muy rígidos y, hasta cierto punto, conservadores, lo que contradice su carácter de homo novus. Por ejemplo, en uno de sus fragmentos reprendió al poeta lírico Arquíloco por haber dicho que era hijo de un esclavo, hablar mal de sus amigos y enemigos, ser adultero, pobre y por haber, incluso, perdido el escudo.[11] A través de este fragmento observamos la postura conservadora de Critias producto de su estrecha relación con los valores de la antigua sociedad aristocrática, cuyas cualidades fueron determinadas por un origen eupatrida y las virtudes exaltadas por los aedos de la épica homérica. Otrora esos valores constituyeron el recto modo de vida, pero en el siglo V habían sido relegados por las cualidades humanas exaltadas por el emergente y consolidado sistema de gobierno democrático.
Se conservan otros fragmentos donde Critias también exalta su carácter aristocrático, pues él, así como los héroes descritos por Homero en la Iliada y en la Odisea, anhelaba gloria, fama y riqueza. Como cualquier persona que ha crecido bajo los ideales de la aristocracia, como el de la gloria, nuestro personaje, adapta esos antiguos valores a un mundo ferviente y dinámico donde surgen de manera encontrada nuevas ideas y valores. Ahora, nuestro personaje, alaba las cualidades de los mejores hombres de su tiempo. El breve fragmento 8 muestra claramente dichos anhelos y observamos que éstos son muy similares a los de la épica, de entre los cuales destacan: afán de triunfos y deseo de riquezas: 
La riqueza de los Escopades, la magnanimidad de Cimón
Las victorias del lacedemonio Agesilao.[12]

Este fragmento tiene tres vertientes principales de los valores aristocráticos del siglo V. La primera imagen se relaciona con la riqueza que es un valor imprescindible dentro del pensamiento aristocrático-oligárquico. Esto es más claro cuando Critias menciona a una familia prominente de Tesalia. La segunda se relaciona con una imagen propia del imaginario de Critias que es la simpatía hacia las formas espartanas. En este caso, menciona un personaje de la historia ateniense como Cimón que fue de mentalidad pro-espartana y un opositor de figuras de la democracia como Testocles, quien fuera condenado al ostracismo en el año 471 a. C., debido, sobretodo, a su política expansionista y en fuerte oposición a la potencia lacónica: Esparta. Cimón fue también opositor de Pericles, y éste que lo condenó al destierro en el año 454 a. C. por su política filo-espartana. La imagen de Cimón fue, pareciera, un fuerte referente dentro del pensamiento de Critias, quien resaltó el carácter de aquél insigne personaje como un valor absoluto dentro de los ideales de la aristocracia del siglo V. La tercera cualidad de la personalidad aristocrática cara a Critias fue la de Agesilao, empero esta referencia es obscura y confusa, pues poco se sabe acerca de este personaje a partir de la obra de nuestro escritor. Alessandro Ianucci señala que esta última imagen se relaciona estrechamente con el final del fragmento 15: yo hubiera querido tener la fama de la gloria”. Él considera que existe relación aunque no se conoce gran cosa del personaje mencionado salvo que fue padre de Lichas, dirigente espartano en los años claves del conflicto, quien fue un personaje crucial en la breve alianza entre Esparta y Argos. Se dice que en la olimpiada del 420 inscribió bajo el nombre de Tesalia un carro con la finalidad de que compitiera en una época en la que los espartanos habían sido expulsados de los juegos, pues habían roto la tregua de los juegos. Al momento que dicho carro terminó en primer lugar, Lichas se acercó al auriga para coronarlo.[13]
Así, la victoria en los juegos olímpicos significaba para los atletas grandes honores, pues eran reconocidos en sus ciudades natales, además se les erigían estatuas y se les dedicaban cantos líricos conocidos como epinicios. Critias anhela esta gloria. De este modo asimila los actos heroicos narrados en la épica a las victorias de los atletas de su época presente en los juegos olímpicos. Este fragmento representa el paradigma de los valores aristocráticos del siglo V a. C. Así, mediante esta concepción de la vida, nuestro personaje estudiado, refuerza ante su grupo los esquemas y replantea la ética de los aristócratas.        
Asimismo, en el fragmento 15 del Pirítoo Critias enumera y, a su vez, reprocha los deseos que más excitaban la ambición de los hombres de su tiempo: la participación en nobleza, la obtención de riqueza y la capacidad de persuadir a sus conciudadanos con el fin de obtener un beneficio propio. En los dos últimos versos de este pasaje escribe, como habíamos visto anteriormente:
Mas yo de estas cosas ninguna deseo obtener,
sino que quisiera tener la gloria de una buena fama. [14]

Según Angio Francesca,[15] el yo de la expresión que ocupa el lugar principal dentro de este período oracional, coincide con el máximo deseo del autor, pues, como un héroe descrito en la épica, Critias, buscaba la fama y honores que los antiguos héroes homéricos poseyeron. Por eso, Iannucci observó y resaltó, perfectamente, la relación entre estos dos últimos versos y el fragmento 8. En esa época, Critias, así como la gran mayoría de los hombres, habían adaptado los triunfos de los héroes épicos a los ideales de las competencias olímpicas.
Los primeros versos de este fragmento, como hemos dicho anteriormente, revelan el disgusto de nuestro personaje contra las nuevas formas de vida consolidadas por una sociedad democratizada. Según su opinión, las estructuras sociales y políticas de Atenas del siglo V fomentaban ambiciones mezquinas de hombres preocupados por intereses personales. En el régimen democrático los ciudadanos de la polis habían adquirido derechos y obligaciones que les permitía, en algún momento de su vida, desempeñar alguna función política o puesto administrativo en favor de su ciudad. Antiguamente, los aristócratas eran quienes gobernaban y tomaban las decisiones en torno a la administración y gobierno de la ciudad. Así nos dice:
Tenemos diversos deseos en la vida
uno anhela tener una noble estirpe
mientras que otro no se preocupa de esto, sino que quiere
ser llamado señor de muchas riquezas en las casas,
pero a otro no basta ningún pensamiento sano que habla
para engañar a sus vecinos con audasia malvada,
otros, vergonzosas ganancias antes que el bien de los mortales
buscan; así la vida de los mortales es una perdición.
Mas yo de estas cosas ninguna deseo obtener,
sino que quisiera tener la gloria de una buena fama.
En el primer verso menciona: “Tenemos diversos deseos en la vida”. Critias, al retomar los valores humanos universales como el deseo, se adapta a su presente y, en cierta medida, se equipara a la mayoría de los seres humanos. Empero, en seguida hace una distinción entre estos deseos. Así, según Critias, algunos desean tener un buen linaje, riquezas económicas y materiales (vv 3-4); algunos otros, solamente buscan engañar a sus allegados utilizando falsos discursos (vv 5-6). La imagen creada por Critias es la de los demagogos, quienes, por medio de la retórica, buscaban persuadir al pueblo con la finalidad de obtener algún beneficio particular. Adelante en los versos 7-8 dice que otros simplemente buscan vergonzosas ganancias, y termina con una sentencia (v. 8): “así la vida de los mortales es una perdición.”. De esta forma se deslinda de estos individuos para concluir con su premisa antes señalada con la que replantea los valores épicos dándoles un nuevo rostro.  
En otro fragmento del Pirítoo, Critias afirma que es preferible no vivir que vivir mal:
¿No es verdaderamente preferible no vivir a vivir mal?[16]
Algunos autores afirman que este fragmento es un ataque frontal contra aquellos filósofos, poetas e intelectuales de su tiempo que preferían la pobreza al bienestar económico. Esta idea parece surgir de sus preceptos familiares, pues, como sabemos, Critias fue un eupatrida;  su familia, antiguamente, había sido muy reconocida entre los ciudadanos atenienses, pues a lo largo de la historia social y política de esta ciudad había contribuido en su crecimiento y expansión. En ese fragmento, Critias apela al sentido de estabilidad social que proporciona la riqueza económica lo cual se reafirma en el fragmento 29 de una tragedia de la que sólo fragmentos se han conservado. Allí, por medio de una interrogación, Critias nos dice que es preferible vivir junto con la riqueza tonta que con la pobreza sabia:
Es mejor vecino tener en casa a la
Riqueza tonta que la pobreza sabía.[17]
Critias reafirma en el fragmento 18 lo dicho en los anteriores. Él, siendo aristócrata considera que, por medio de la riqueza material, la clase dominante podía asegurarse grandes ventajas políticas y sociales, como otrora había otorgado a los aristócratas gran poder político y social. Para él, una vida sin esta riqueza material significaría terminar con sus pretensiones políticas que a lo largo de su vida había buscado.[18]
Así, al leer la obra fragmentada de Critias nos adentramos por los estrechos pasajes del pensamiento aristocrático del siglo V. Esta ideología impregnó el pensamiento de Critias desde su corta infancia, formándolo en sus instituciones. Pero él, además, adaptó a su pensamiento corrientes filosóficas de muy diverso género. Así, su obra se convierte en una cuestión de propaganda política a favor de las clases acomodadas de la ciudad estado ateniense.


[1] Gigon, O., Problemas fundamentales de la filosofía antigua, tr. Nelly Schnait y Zultan Szankay, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1962, p. 183: “Si miramos a los primeros presocráticos, vemos por de pronto que su intención es en apariencia construir un cosmos del cual las manifestaciones individuales e históricas de lo divino estén excluidas. Lo que era milagro y señal para la creencia: caída de un rayo, terremoto… fue reducido a causas comprensibles y naturales.”
[2] Zeller, E., Fundamentos de la filosofía griega, tr. Alfredo Llanos, Siglo Veinte, Buenos Aires, 1968, p. 84 “… el hombre como ser intelectual y su propia creación peculiar, la cultura, habían atraído hasta aquí sólo una mirada ocasional y fugaz de parte de los filósofos…”
[3] Zeller, E., op. cit. p 84.
[4] Nestle, W., Historia del espíritu griego, desde Homero hasta Luciano; tr. Manuel Sacristán, Ariel, Barcelona, 3ra edición, 1981, p. 113: “El movimiento espiritual que desde mediados del siglo V aproximadamente se difunde por toda Grecia… no se encuentra en modo alguno fuera del marco del anterior desarrollo del pensamiento griego, sino que constituye la continuación y el complemento de la filosofía jónica por el lado de la problemática humana.”
[5] Guthrie, W. K. C., Historia de la filosofía griega III Siglo V. Ilustración, tr. Joaquín Rodríguez Feo, Gredos, Madrid. p. 225. “A medida que crece la <<Ilustración>>, se manifiesta a sí mismo bajo dos aspectos principales: primero, por la determinación de creer solemnemente lo que es razonable y por una tendencia a identificar la razón con el positivismo y el progreso de las ciencias naturales, y, segundo, por un genuino compromiso con la moralidad.”
[6] Rodríguez Adrados, F., La democracia ateniense, Alianza, Madrid, 1975, p. 309: “La evolución de las ideas y de la sociedad ateniense presentan rasgos evidentes de paralelismo y es difícil decir en cada caso cuál pertenece a cuál.”
[7] Rodríguez Adrados, F., op. cit. p. 161
[8] Rodríguez Adrados, F. op. cit. p. 161: “Filósofos y sofistas [influenciados por pensadores jonios como Heráclito, Jenófanes y Simónides] basaban sus doctrinas en principios semejantes: fe en el hombre y en su razón; creencia en una naturaleza humana que es la base de una nueva sociedad fundada sobre principios más o menos igualitarios; nuevas teorías del conocimiento que justifica el desarrollo autónomo de las sociedades.”
[9] Nestle W., op. cit. p. 113: “La historia jónica, con sus extensas investigaciones etnológicas, le suministro materia para su reflexión.”
[10] Rodríguez Adrados, F., op. cit. p. 168: “Los filósofos son individualidades desligadas de la tradición, pero preocupados por los problemas del hombre y del estado, que investigan racionalmente con voluntad de en enseñanza.”
[11] Confróntese fragmento 44
[12] Fr. 8
 [13] Iannucci, op. cit., p. 47.
[14] Ver: Apéndise fr. 15 DK  
 [15]Angio, Francesca, “Etica aristocratica ed azinone politica in Crizia”, Q. S., vol, 29, 1988, p, 141-148. 141. 
[16] Fr 23
[17] Fr 29.    
[18] De acuerdo con Jenofonte son las pretensiones de poder político lo que unió a Critias con Sócrates. Vide infra.

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