viernes, 17 de diciembre de 2010

Orozco: pintura y verdad

Por Gabriel
Línea suelta y de calma, colores fríos y cálidos, voces y vestigios que se hacen presentes, actuales “modernos”, cruce de pensamientos nacionales que logran la globalidad visual y la otra conquista de México en la cultura mundial en medio del período entre guerras, viendo el nuevo imperio norteamericano en el mapa, con el contrastado México del llamado “Maximato” o el ansiado progreso industrial de Cárdenas en la coyuntura bélica.
Las putas y las caricias, borracheras color tenue y sarcasmos lineales sintéticos expuestos en los diarios, o en técnica litográfica.  Los temas por abarcar y abarcados: político, social y mundanos, actitud de vida y placeres sirvientes de las bohemias  de los años 40 en las casas del placer. Ya se divisa la segunda guerra mundial y en Nueva York otro complejo muralístico por pintar. Personajes, símbolos de cambios mundiales: Lenin, Cortés, San Francisco, reunidos y atravesados en una mano y pensamiento brillante, por fin el arte es “social”, pensaron unos en aquel momento, lo cierto es que está en la esfera del arte que es arte, el arte no sólo de la imaginación y del punto sobre el plano, la belleza está ahí, radica en la actitud de vida através de los símbolos que se toman, que se eligen, más allá que sean identificables para muchos, que sean identificables para uno mismo, pienso yo que Orozco pensaba en ello durante la construcción de sus murales y su obra en caballete. “Lo que nos trasciende es lo que tomamos” me deja pensando ahora después de las monumentales pinceladas en pequeño y gran formato.
El arte que cautiva a las masas, lo monumental en los espacios íntimos del Hospicio Cabañas, Bellas Artes y San Ildefonso, íntimas paredes de silencios guardados pero el realismo expresionista las hace sonoras; visitas simbólicas de los paseantes que las ven por el grito de un “Hidalgo” con su antorcha encendida o de una “Edad Dorada Precolombina” con su rostro unificado y castigado de la nación color morena por la dominación estratégica del arte primermundista. Forma y contenido consecuente, escorsos y cuerpos alargados en pugna por acomodarse en la memoria del arte universal, como dijera Cildo Meireles “el mejor lugar para una obra de arte es la memoria” ; a ello apela “El hombre de fuego” incendiándose entre las llamas que lo  suben hacia el cielo , acomodado en una cúpula en lo alto asemejándose a la imaginación que aspira a la creación, envuelto en llamas para quedarse no sólo en la memoria del arte, sino también para que arda en la memoria histórica, que sin estos monstruos de la creación sería imposible traerlos a la mente una y otra vez para que se amontonen como “Zapatistas” en marcha o que se unan como “Cortés y la Malinche” en cada una de esas visitas simbólicas del paseante, del historiador, del amante del arte o del mexicano promedio sorpendido por la primeridad de estar ante los gigantes del quehacer sensible.
 “Manifestación” expresión continua y contundente, sarcástica de sonrisas sórdidas en el siglo de las grandes guerras es una de las tantas muestras de furia, desolación, la sonrisa desenfrenada de las masas que cubre la boca de litográficos personajes reunidos, es la expresión de la locura del sin saber, la sombra de la conquista, la conformación de la república, la  del Hauizote impreso burlón, la catequización a través de  la colonización, la Revolución constitucional, la síntesis de los monstruos personales . La risa cínica del sarcasmo cuando Jesús rompe su cruz, la risa  disfrutable de una noche en el burdel. La risa de las risas de la pintura en trazos litográficos , quizá encarna la misma risa de Orozco al saberse inmerso en el medio institucional de la cultura, y expresar a través de sus imágenes   auspiciadas en los muros  gubernamentales, la risa de llegar a pintar lo sabido de la historia y  de la sociedad pero lo que no se toca ni se habla en ellas, lo que se sabe pero que no es tema en el cual el gobierno indague pero el arte lo hace y lo proyecta monumental “ que no escape a los ojos de los demás” después de ser prodigio de un trazo excepcional.
Porque una memoria histórica no se debe quedar en primeras impresiones contorsionadas, porque una nación debe tener también colores y vigorosa resistencia, porque un pueblo no se debe quedar sin ser parte de la historia, por eso es necesario mostrar los bocetos de la historia para recordarlos “un país sin memoria es un país condenado al olvido” y yo digo que un país sin sensibilidad es un país condenado al silencio: Orozco de los muros al boceto, del caballete al papel, de la ciudad al campo, de las películas al bastidor, del burdel a la Escuela Nacional, de lo contemporáneo a lo tradicional, de las putas a las bailarinas de ballet, del conquistador al conquistado, Orozco cabalgador de lugares.

Carl Spitzweg, un verso virgiliano hecho pintura.

Tityre, tu patulae recubans sub tegmine fagi
Silvestrem tenui musam meditaris avena.

                                                                     Virgilio, Églogas, I, 1-2.

Carl Spitzweg (1808-1885) fue un pintor romanticista, nació en Munich. En un principio estudió la carrera de farmaceútico y después, gracias a una enfermedad que lo mantuvo en cama, decidió entregarse al estudio de su pasión verdadera, la pintura, de forma autodidacta.

Carl Spitzweg, un verso virgiliano hecho pintura.
Alguna vez, cuando hojeaba esos voluminosos tomos de “Historia de la Pintura”, por cierta recomendación sentimental de mi madre, puse los ojos en una pintura de Spitzweg titulada El poeta pobre. En aquel tiempo cursaba la preparatoria y aquella imagen de un viejo con camisón y gorro de dormir me evocó la vida de un verdadero bohemio, de un artista que se alimenta de libros y de pobreza.
Al pasar el tiempo y después de leer algunos autores en latín, vino a mi mente cierto día esta misma pintura. En mis manos estaban las Églogas de Virgilio, la primera de ellas, y los versos iniciales me mandaron casi instantáneamente a revisar el antiguo libro de historia de la pintura.
Fue grande mi sorpresa al encontrar los versos hechos pintura, las mismas palabras puestas con colores en un lienzo. Mas, qué tiene esto de asombroso se podrán preguntar.
El hallazgo se encuentra en las interpretaciones y juicios sobre la obra del autor y, principalmente, sobre El poeta pobre. Pues parece exisitir un juicio general de su obra: La obra de Spitzweg se compone principalmente de paisajes y cuadros de género, en los que describe de una manera un tanto humorística la vida pequeño-burguesa. En su obra, cultivó las escenas de la vida rural y ciudadana, asi como el retrato de oficios, ocupaciones, etc. Y en el libro de historia de la pintura dice: El pintor alemán representó el paso del neoclasicismo al romanticismo gracias a sus representaciones de la vida cotidiana,a la que rodeó de una gran dosis de humor, como en el caso de este poeta pobre que cuenta con los dedos las sílabas de sus versos.
Es necesario agregar una observación. No está contando propiamente sílabas, sino cantidades vocálicas y esto atiende a dos motivos: uno, la poesía latina (después veremos por qué latina y por qué hexámetros) mide cantidades vocálicas – las vocales pueden ser largas o breves según ciertas normas- en los hexámetros y, además, la poesía alemana también puede utilizar este mismo esquema de vocales largas y breves para la composición de metros.
Ahora bien, por qué decimos poesía latina y hexamétrica, por el simple hecho de que esta obra es una alegoría de los versos virgilianos mencionados en el inicio y no una gran dosis de humor.
Dice Virgilio : Títiro, tú, recostado bajo el abrigo de una umbrosa haya, ensayas tu musa silvestre con la caña ligera. Ahora bien, si observamos la pintura, en la pared se encuentra el esquema métrico de un hexámetro: la sucesión de sílabas largas y breves que conforman seis pies rítmicos. Después, el haya extendida es el paraguas negro que funciona también como impermeabilizante o tapón para las hendiduras del techo de madera; los dedos del poeta están midiendo el último pie rítmico del hexámetro, que consta de tres sílabas (larga+ breve+ breve) más dos sílabas (larga+ larga o breve); en la boca del poeta se haya la avena, que en latín hace alusión a una especie de flauta rústica y propia de esta poesía bucólica, la de las églogas, sólo que Spitzweg juega con el concepto de avena y coloca una pluma ligera de ave que servía para escribir; por último, la posición del poeta (recubans en latín) recostado y cómodo nos da la pista y el sentido de la obra, que sería una interpretación sí cómica, pero cargada de erudición, de un poeta del romanticismo, despreocupado de la vida y los problemas cotidianos y enfocado en la expresión de su yo lírico, características también de la poesía bucólica griega, latina y posterior.
Así, pues, con esta breve evocación de una obra, inauguramos este espacio y esperamos que sea de alguna utilidad o solaz para los futuros lectores.

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Este espacio es creado como medio de difusión de la filología y la interpretación de obras literarias, plásticas, dramáticas, musicales y cuantas puedan enumerarse. El objetivo es la publicación y crítica de diferentes puntos de vista sobre temas varios a fin de que, en un corto plazo, este espacio se convierta en una guía y apoyo a los estudiantes y profesionales, un tipo de "journal". Por lo menos cada semana aparecerá un artículo diferente, escrito por mi o por alguno de mis amigos y colaboradores, con la finalidad de ampliar y enriquecer el alcance de este blogg. Les doy la bienvenida y queda abierto el espacio para sus contribuciones.

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